Por naturaleza el ser humano tiene la tendencia de hacer de un diminuto problema a uno de dimensiones incalculables, pero después de atormentarnos por un buen rato, nos damos cuenta que el gran problema que nos angustio bastante, no era más que una insignificancia sin sentido e incluso nos avergonzamos por haber estado envuelto en algo tan absurdo. Generalmente cuando en la televisión están dando algún tipo de reportaje sobre pobreza, enfermedad, y cualquier tema que bifurque en sufrimiento, comparamos nuestras vidas con las de aquellos personaje lastimeros, y es ahí cuando nos percatamos de lo equivocados que estamos, que nuestras necesidades son suntuarias, son solo delirantes caprichos, y tenemos el atrevimiento de compadecernos de aquellos, y sin embargo no somos merecedores de ese sentimiento. Teniendo frente a nuestros ojos el sufrimiento de otras personas que viven muy lejos de la burbuja en que nos encontramos y tienen necesidades reales, tienen hambre, carecen de un hogar digno o visten harapos.
¿Alguna vez te haz preguntado cual es la raíz de un problema?, o para ser más claro ¿Por qué existen los problemas? Estas interrogantes se plantean en un film con dos perspectivas distintas, que se dejan a criterio del espectador; por una parte se muestra como una loca comedia de yanquis e indios y por otra nos muestra la realidad del mundo en que vivimos. Me refiero a la gran producción de LOS DIOSES DEBEN ESTAR LOCOS, esta satírica propuesta podría ser relacionada con algunas características del Pop Art o Arte Popular, del cual sus principales características pueden ser: descontextualización, incongruencia, provocación y buen humor. El Arte Pop, que nació alrededor del 1950 y se inspiro principalmente en la cultura de las masas o consumismo. Algunos artistas reprodujeron latas de cerveza o sopa, tiras de cómic, señales de tráfico y otros objetos similares en sus pinturas, collages y esculturas.
He aquí entonces donde aparece el elemento representante de los dolores de cabeza de los felices pigmeos del Desierto de Kalahari, cuando un descuidado piloto arroja por la ventanilla una botella individual de Coca Cola y cae en esta tribu de enclenques hombrecillos que viven totalmente desconectados del resto de la civilización; ni siquiera saben que existen más personas que ellos en la faz de la tierra.
La transnacional Coca Cola, que es dueña inclusive del Viejo Pascuero con Navidad y todo, obviamente tenía que aparecer en aquella película ¿Acaso necesitaban más publicidad? ¿O es simplemente otra técnica maquiavélica para mantenerse en la cúspide del competitivo mercado de las bebidas? Por que definitivamente no seria lo mismo si en otro caso hubiera sido una botella de Pepsi, Cruch o cualquier otra bebida que existen en el mercado. Pero debemos agradecer algo, en ese tiempo no existían ni las Raricolas, ni las Tai, ni las Primeros ni ese montón de Toxicolas que hay en la actualidad, pero aun así ninguna de ellas ha logrado destronar el imperio Coca Cola. Creo que en esta ocasión la publicidad norteamericana se merece un merecido reconocimiento, ni Hitler logro engatusar a toda Europa con su xenofobia. Y he ahí ese pujante país que
Cada vez utilizamos más cognados en nuestra cotidianeidad, que el Mouse, el scanner, la web cam y hasta el yogurt; siempre agregamos impurezas a nuestro idioma, adaptando otras culturas a la nuestra o más bien reestructurando nuestra cultura a la suya, en termino más simple copiamos todo lo que viene de afuera. Esto es interesante no, creo que es un fenómeno sociológico digno de estudiar, y no me cabe la menor duda HA SIDO ESTUDIADO, pero ¿Le habrán encontrado alguna respuesta cuerda y lógica a este asunto? O es que simplemente todo lo que viene de afuera lo encontramos mejor, y si de eso se trata le podríamos preguntar a nuestra republica hermana del Perú, que tenia como presidente de la Republica a un NIPÓN, y termino dejando a los pobres peruanos en la banca rota y después arrancó más rápido que un chino en la guerra.
Pero que más da, centrémonos a lo que vamos, en esta película muestra un paralelo entre el mundo urbanizado al cual pertenecemos, y el mundo rustico y precario de una civilización olvidada o tal vez nunca descubierta, pero FELIZ. En el primer caso, después de haber quedado abolida la esclavitud, quedamos sometidos a una maquina infernal construida en torno al tiempo, me refiero al mentado reloj. Es esa diminuta maquinita la que nos indica a la hora que debemos levantarnos, tomar desayuno estar en el trabajo, o ir al colegio, almorzar, dormir, en general todo lo que hacemos esta regido por la supremacía del reloj, sea de arena, de sol de litio, o este en el celular, en el computador en tu reproductor o donde este, siempre esta dando su sentencia, "¡Tienes que llegar antes de las 10 o ya verás!" "¿Otra vez llegando atrasado señor Soto? ¡A la inspectoría!". ¿Acaso somos esclavos del reloj y el tiempo? De esto podrían desprenderse un sinfín de interrogantes, que tal vez costaría mucho dar algún tipo de solución. Y por el momento no nos queda más que dejar que el tiempo de su dictamen minuto tras minuto, segundo tras segundo y no dejar todo así, no dejar que el tiempo pase y dejarnos estar, convertirnos el un mueble que se deteriora con el tiempo siempre en un mismo lugar, lleno de polvo e insectos.